Un resumen. Un cuartito en una pintura me sugiere un espacio interesante: ese espacio interesante me sugiere la búsqueda de una forma de la actuación. Asocio ese espacio con varios conceptos: soledad, encierro, exilio, refugio; asocio y encuentro esos conceptos en Los poemas de Sydney West, del poeta argentino Juan Gelman. El cuadro lo pintó Van Gogh; voy hacia su vida. Encuentro allí esos conceptos y más; su vida me sugiere una dramaturgia, un entramado de acciones hacia la “soledad”. Esa dramaturgia de la soledad aparece ahora en mí, resonando como el esqueleto de nuestra historia, la historia reciente de los argentinos, una construcción violenta, complicada y contradictoria. Luego reflexiono y pienso en un espectáculo que me provoque preguntas en ese sentido: la relación de nuestra historia con nuestra realidad. Obvio pero oculto, claro pero confuso. Inmediatamente me aparece un nuevo concepto: “la soledad de la Historia”. Inaprensible, difícil ahora para mí, pero estimulante: la Historia, como un personaje, se aleja de los hechos y nos ve ahora desde la distancia, y en ese momento toma conciencia de su soledad; el hombre la ha olvidado y la olvida todo el tiempo; la Historia está sola, como ese cuartito, como Van Gogh, como cada uno de los personajes de Melody Spring en los poemas de Juan Gelman. Un cuartito es un relato teatral de la violencia y contradicciones que pueblan nuestra historia y sobre la relación entre ésta y sus consecuencias.

Sinopsis argumental

Un espacio: una pared de un museo olvidado. Un guía nos introduce en las características de un cuadro: un pequeño cuartito, despojado, simple.
Un rematador intenta vender este cuadro/espacio poblado de hechos históricos de nuestro país. Los trabajadores del lugar, testigos y actores particulares de esa historia, nos relatan los motivos de la soledad y la confusión representados en el cuadro.

Espectáculo presentado en la sala Cunill Cabanellas del Teatro General San Martín de la ciudad de Buenos Aires durante los meses de marzo, abril, mayo y junio.

Este espectáculo ha sido destacado con el premio Teatro del Mundo del año 2006, otorgado por el Centro Cultural Ricardo Rojas de la UBA, en la categoría de dirección.